Cuando el corazón agiganta los anhelos
Ocurre en marzo cuando nos atrapan vientos y sonrisas, nos sorprenden lágrimas o sueños, nos convocan versos sin recuerdos.
La nieve nos envuelve en un ambiente de melancolía y un sol tenue moldea palabras sin aliento o enciende luces escondidas, como si todo fuera cierto y nada fuera inútil.
Entonces las percibimos ahí, en el momento duro de la desesperanza o cuando se rebela el dolor de tanto tiempo, en la justa hora de la dignidad reivindicada o en el instante mismo en el que vuelve coqueta la utopía.
Vienen altivas o serenas, con murmullos o en silencio, dispuestas a estrujar ese mundo que talla en sus espaldas y que, aún, pesa tanto como el miedo.
Las voces se escuchan desde lejos, la fiesta suena grande, hay poemas y canciones aprendidas, hay lunas y diosas coronadas, incluso hay amores que brotan de la nada y estremecen las entrañas de la tierra.
No todos tienen cabida este día de fuegos y nostalgias. No entran los que negaron la palabra y cubrieron de infamia las iras contenidas. Tampoco los que hicieron invisibles las tristezas y ocultaron los rostros que desafiaron la vergüenza. No aquellos que abrieron las heridas y que piensan aún marchitar la primavera.
No hay lugar para quienes tocaron pétalos de rosas florecidas ni, mucho menos, para los que azotan sin piedad las palomas solitarias de la paz altiva y nunca resignada.
Los demás son bienvenidos a esta algarabía de sueños compartidos en la que el corazón agiganta los anhelos y todas palpitamos con certezas de mujer.
Jorge Rojas R.
Washington, 8 de marzo de 2009nn
TODO CUANTO FLOTA TIENE CUERPO DE MUJER
“Y creo Dios los cielos y la tierra”
Los aromas, el perfume, ese olor
Todo cuanto flota tiene cuerpo de Mujer.
Y si el cielo existe, está entonces
En el beso de poca temperatura
Labios de mujer.
La esencia de cualquier mundo,
La niña de los ojos de cualquier dios,
Musa y ninfa de todo los poemas,
El acorde sensual de una canción.
Diosa de todo los mares,
Afortunada, a veces desgraciada,
Parir y amar hombres
No es el inicio o el final feliz
del legado de su historia.
Como a los lirios del campo
El color, la pintura en su piel
Frágil como una flor
Como el roble su alma y su corazón
La naturaleza con su esplendor
Tuvo que tener nombre de mujer.
Donde quieras ver
Este u Oeste,
Arriba o abajo
Hacia el norte o el sur,
De día o de noche,
Cuando el sol se apaga
Es que ve la luna con rostro de Mujer.
Hasta mi Nicaragüita tiene nombre de mujer.
8 de marzo 2009
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